-Usted se siente excluida del mundo, ¿verdad?
-Sí. dijo, todavía mirándome.
-Usted admira a los hermosos, a los normales. Usted quisiera tener un rostro tan equilibrado como esa muchachita que está a su derecha, a pesar de que usted es inteligente, y ella, a juzgar por su risa, irremisiblemente estúpida.
-Sí-. Por primera vez no pudo sostener mi mirada.
-Yo también quisiera eso. Pero hay una posibilidad, ¿sabe?, de que usted y yo lleguemos a algo.
-¿Algo cómo qué?
-Como querernos, caramba. O simplemente congeniar. Llámele como quiera, pero hay una posibilidad. Ella frunció el ceño. No quería concebir esperanzas.
-Prométame no tomarme como un chiflado
-Prometo
-La posibilidad es meternos en la noche. En la noche íntegra. En lo oscuro total. ¿Me entiende?
-No.
-¡Tiene que entenderme! Lo oscuro total. Donde usted no me vea, donde yo no la vea. Su cuerpo es lindo, ¿no lo sabía?
Se sonrojó, y la hendidura de la mejilla se volvió súbitamente escarlata."Vivo solo, en un apartamento, y queda cerca.
Levantó la cabeza y ahora sí me miró preguntándome, averiguando sobre mí, tratando desesperadamente de llegar a un diagnóstico.
-Vamos. dijo
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